La relación entre el Día de la Candelaria y los tamales es una fusión cultural ocurrida en la época de la colonia en nuestro país.
De acuerdo a la UNAM, el Día de la Candelaria es una celebración Europea que fue llegó a nuestro país por los españoles, tiene un origen católico y recuerda la presentación del Niño Jesús en el templo y el acto de purificación de la Vírgen María después del parto, a 40 días exactos de la Navidad.
Así lo explica el académico de la Facultad de Estudios Superiores, Roberto Álvarez Manzo, a través de un comunicado emitido por la UNAM.
El Día de la Candelaria fue un instrumento de catequización por parte de los españoles sobre los indígenas. Para los mexicas, febrero era una época seca y lo dedicaban a Tláloc y su esposa Chalchiuhtlicue, que eran las deidades vinculadas al agua y a la vida, con el objetivo de que sus cultivos sobrevivieran.
“Se le hacían ofrendas de mazorcas de maíz para la siembra proveniente de la cosecha anterior. Mediante estas ofrendas se iniciaban las peticiones de lluvias que se prolongaban durante la época más seca del año (febrero o, como le decían los mexicas, Atlcahualo, que significa ‘faltan las aguas’) hasta el mes de Huey tozoztli correspondiente a fines de abril/inicios de mayo” señala Johanna Broda, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, en la fiesta de Atlcahualo y el paisaje ritual de la cuenca de México.
La unión de culturas hizo que las velas del Día de la Candelaria se fusionaran con las ofrendas de los indígenas para pedir una mejor cosecha.
Los tamales llegaron de la mano de las ofrendas agrícolas para Tláloc y Chalchiuhtlicue, en las que el maíz era el protagonista.
“El maíz es una planta simbólica en nuestro país, un elemento dador de vida que perpetúa las condiciones esenciales de existencia dentro de un orden cosmogónico, por eso era parte de los regalos ofrecidos a las deidades en el inicio de la temporada de siembra” reiteró Álvarez Manzo.