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¿Por qué es tan importante la lactancia materna?

Se ha hablado mucho sobre la importancia de la leche materna durante los primeros días de un recién nacido. Pero es importante consolidar la cultura de la lactancia y darle los méritos que se merece. 

Debemos saber que los primeros mil días de vida, la alimentación que reciben tiene un impacto directo en la formación de los sistemas fisiológicos de su cuerpo, en funciones motoras, cognitivas y emocionales a largo plazo. 

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, este es el alimento más adecuado para las niñas y los niños durante esta etapa de la vida es la leche materna, que no solo contiene los nutrientes necesarios para asegurar que está bien alimentados, sino que cuenta con beneficios adicionales. 

A través de la lactancia se puede garantizar la salud y el desarrollo adecuado de los bebés, de hecho la OMS recomienda que desde la primera hora de vida, se alimente al bebé. La primera leche materna, o calostro que producen las madres en los primeros 3- 4 días después del nacimiento es rica en vitaminas liposolubles como E, A, potasio, caroteno y minerales como sodio y zinc. 

La leche materna contiene muy pocas cantidades de lactosa y grasas, pero sí tiene una alta concentración de proteínas protectoras, como la lactoferrina, linfocitos y macrófagos, protegiendo al bebé de los gérmenes que se encuentra en su entorno y fortaleciendo su sistema inmune. 

Existe una estadística que muestra que los bebés que no se alimentan de leche materna en sus primeras horas de vida tienen un 86.5% más probabilidades de morir durante los primeros 28 días de vida que los que son amamantados. 

La leche materna también tiene toda la energía, nutrientes y protección que los bebés necesitarán, se adapta a las necesidades de los niños, por lo que es importante que no se consuma otro alimento en este periodo, ya que puede interferir con el mecanismo natural de lactancia. 

La lactancia exclusiva en los primeros seis meses y la complementaria hasta los dos años, también ayuda a proteger a los bebés de infecciones respiratorias, enfermedades diarreicas e incluso de padecimientos que pueden llegar a ser mortales. 

Disminuye el potencial de nutrición, alergias, obesidad, sobrepeso infantil y diabetes tipo 2 a mediano y corto plazo.