Esta tarde, el Real Madrid hizo historia con un doblete en un minuto del tiempo añadido de Rodrygo y el tanto de penalti de Karim Benzema en la prórroga para obtener el boleto a París.
Sin duda fue una jornada épica, en la que la fe se hizo presente hasta el último momento, pesó la playera, el espíritu merengue reinó en la cancha e impuso su historia cuando parecía que todo estaba perdido, pudo remontar al realizar un nuevo giro de tuerca con dos tantos en el tiempo añadido cuando parecía sentenciado.
En una Champions en la que se asomó en varias ocasiones al abismo, Ancelotti sintió que un tanto del City era la sentencia definitiva. En el intercambio de golpes, en la locura del Etihad, nunca vio a su equipo superior, incluso cuando el Bernabéu estaba encendido .
Durante el primer tiempo, el equipo de Ancelotti fue asfixiado por la presión del City, con cuatro medios pero ninguno dispuesto a construir, las continuas pérdidas de los defensas en fase de salida, Benzema sin contacto con el balón, parecía que el Real Madrid no estaba.
El City supo adueñarse del partido, forzó al Madrid a encerrarse juntando líneas y amenazó con un disparo centrado de De Bruyne, Gabriel Jesus se encontró con la inspiración abajo del portero belga y rozó la escuadra en otro disparo con toda la intención de avanzar.
Pero en la parte complementaria, el Real Madrid se mostró sobrado, con una competitividad inigualable, supo llevar el partido a su terreno, para obtener su pase a París, hicieron el milagro una realidad.